Me cuesta creer que hubo un momento en el que realmente nos creímos que un famoso utilizaba un champú concreto o que, entre todas las marcas y modelos de coches, decidiera compartir abiertamente cuál se había comprado.
Es inevitable pensar que detrás de cada anuncio de Fernando Alonso (que no son pocos) hay un oportunista. Es muy fácil ponerse una camiseta con un logo y posar para la foto pero, de qué sirve si todos sabemos que no es verdad?
Es diferente pensar que para Messi Adidas fué el mejor partner para contarle al mundo que aún habiendo tenido problemas en su desarrollo creyó en si mismo y luchó para ser el mejor (Impossible is nothing), que pensar en que Adidas se aprovechó de la historia de Messi a golpe de talonario para hacérsela suya del mismo modo que hubiera podido hacerse con la historia de cualquier otro jugador.
Desde mi punto de vista un prescriptor solo es digo de llevar nuestro logo en la camiseta si estuviera dispuesto llevarlo tatuado en su piel. Si compartiera los valores de nuestra marca hasta el punto que la utilizara como vehículo de comunicación y reivindicación propia.
Pero claro, ni todas las marcas tienen valores relevantes y diferenciales, ni todas se prestan para ello. Creo las marcas tienen que replantearse de qué forma quieren que los famosos endorsen su marca. Hoy los consumidores queremos dejar de ser tratados como consumidores. Queremos ser tratados como personas, y en el mundo de las personas una recomendación de alguien cercano vale más que la celebrity más cara.
De marketer marketing al people marketing.
7.28.2008
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